La carretera de Chinchilla

El 21 de noviembre de 1851 era viernes y la Banda de Chinchilla tocó un concierto de celebración. Entonces la Banda subrayaba las grandes ocasiones. Por fin se había conseguido que la carretera pasara por la ciudad. Nada menos.
Una aspiración histórica, que ahora puede parecernos ingenua, pero que entonces significaba entrar en los mapas. Porque el Camino de Hércules, que luego fue Vía Romana y más adelante carretera, había circulado siempre a los pies de la montaña donde se asienta Chinchilla. Pasaba por Pozo de la Peña. A qué caminante le interesa subir para luego bajar, pudiendo desplazarse por el corredor prácticamente llano que une la Mancha con el Levante. ¿Para echar un vistazo? Menudo esfuerzo desviarse para echar un vistazo. El concepto de turismo, tal como lo entendemos ahora, estaba lejos de inventarse. Arriba no había más agua ni mejor que la que podía encontrarse en los pozos del camino. En todo caso, agua salobre, de donde seguramente procede etimológicamente Saltigi. Tampoco había más ni mejores provisiones. El único sentido que tenía encaramarse a la montaña era vigilar si había moros en la costa y construir un bastión defensivo, que es para lo que sirvió hasta las postrimerías de la Edad Media, mientras la sombra del castillo ofreció seguridad. Es decir, para usos militares. Sin ir más lejos, en el mismo siglo XIX, las tropas napoleónicas se afanaban por el viejo camino cuando unos cañonazos inofensivos las alertaron desde el castillo. Y Fernando VII, cuando aún era el Deseado, tuvo la deferencia de desviarse de su ruta hacia Albacete para desagraviar a los chinchillanos, que se habían hecho la ilusión de alojarlo y se vieron relegados por las maquinaciones del Conde de Pinohermoso. Luego el ferrocarril también resoplaría por abajo. Pero, entre tanto, hay que entender la alegría de los chinchillanos de 1851, la celebración con Banda de Música y festejos: habían logrado que la carretera por fin atravesara la ciudad. A los carreteros y camioneros tuvo que gustarles menos. Eso sí, el desvío duró apenas un siglo. Ahora la autovía vuelve a desfilar a sus pies, pero Chinchilla está en los mapas.

El artículo está escrito con información facilitada por Manuel López Collado

Angel Tortosa Martinez Bueno pues según me contaban a mi los mayores, resulta que en los años de calamidad y hambre algunos aliviaban la carga de los camiones aprovechando que estos camiones subían la cuesta al pueblo a paso burra pues aquellos camiones no tenían la potencia que tienen hoy, los que nos criamos a pie de carretera hemos visto la evolución de vehículos y costumbres en las gentes.
Angel Tortosa Martinez Otra historia de la carretera:
Me contaban que después del incendio que se produjo en uno de los polvorines y que hizo que los militares sacaran el polvorín del pueblo al emplazamiento que tiene hoy día, pues para sacar las bombas de los polvorines y en concreto la nitroglicerina la carretera fue cubierta de paja para amortiguar los golpes de tan sensible carga.

Manuel Cifuentes Serrano Creo que la primera gasolinera del pueblo se puso en la calle del Arenal enfrente de la parada del bus

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